Habíamos ido a visitar a la hermana de Mary, una de nuestras profes, y al saludarla vimos la preocupación en su cara. Mary le preguntó que qué le pasaba, y la hermana nos llevó a visitar a un niño que estaba justo a la vuelta de su casa, sentado en una silla, al sol, mirando hacia el suelo y sin poder moverse.
Llevaba tres días sin comer absolutamente nada y su cuerpecito nos contaba que lo que le pasaba era más que hambre. Tenía 12 años, pesaba 22 kilos y el SIDA le estaba jugando una mala pasada.
Sabíamos que Philemon se estaba muriendo.
Nos contó la hermana de Mary que en el hospital público les habían dicho que no podían hacer más, y ante la falta de dinero para poder pagar un privado, la familia se había rendido.
No dudamos en que si la vida nos había puesto a Philemon delante aquella tarde era porque nos tocaba hacer algo.
Le llevamos a tres hospitales que se negaron a atenderle y desesperadas nos fuimos a otra ciudad, a 50 minutos de donde estábamos en busca de más hospitales.
Por fin conseguimos que le atendieran, y después de más de nueve horas esperando, le dieron habitación y le hicieron todas las pruebas.
Además del Sida y la desnutrición, tenía tuberculosis y toxoplasmosis.
Tenerle ingresado una semana costaría 600 euros. Le preguntamos al médico que qué pasaría si no lo pagábamos y nos dijo que no le atenderían y se moriría.
La vida de Philemon aquel día costaba 600 euros… a pesar de la rabia y del dolor al pensar en el sistema tan absurdo que nos hemos inventado los humanos para llegar al punto en el que la vida de una persona esté en una factura, decidimos movernos por el amor que nos movía la posibilidad de que Philemon volviera a ser un niño normal y disfrutar de todo lo que le estaba esperando.
Hoy han pasado 2 años desde aquel día y Philemon ha vuelto a ir a clase, por supuesto ya no tiene desnutrición y la medicación que toma le ayuda a tener una vida tranquila.
Aquellos 600 euros se pagaron con las cuotas de los socios. Y la medicación que toma se consiguió gracias a las donaciones en uno de los Retos que pusimos en la web y a nuestra EMPRESA AMIGA Importar Coches que al enterarse de esto nos escribieron para hacerse cargo de todos los costes, además de donar todos los meses para que Philimon tenga una buena alimentación.
Gracias a todos los que hacéis posible que niños como Philemon puedan sentir que no están solos y que la vida se la merecen.
[embedyt]https://youtu.be/sjQdQAoNeYE[/embedyt]
2 comentarios en «El día que conocimos a Philemon era un domingo por la tarde. »
Brutal ! Siento rabia y felicidad a partes iguales. Sois dos angeles!
Me alegro de que Philemon se pudiera recuperar y le mando un fuerte achuchón desde Barcelona.
Os envidio enormemente por vuestra generosidad y vuestra determinación.
Un abrazo muy fuerte!
😍😍😍😍😍😍